Las consecuencias del incremento de las temperaturas del planeta, que tienen su causa en la acción humana, tienen un impacto enorme sobre los ecosistemas y la sociedad. La Cumbre de París de 2015, que culminó con el acuerdo político más grande logrado nunca en materia climática, mostró el camino de las acciones necesarias en el horizonte de 2030 y 2050 para revertir la situación actual y alcanzar un nivel de equilibrio del planeta. Leer más sobre esto aquí: ‘Estándares de la economía circular’.
No obstante, la falta de concreción de las acciones necesarias para alcanzar los objetivos por parte de los estados firmantes y los cambios políticos en grandes economías generan incertidumbres ante un futuro que no será fácil.
El modelo económico actual se basa en disponer de grandes cantidades de energía y de recursos baratos y de fácil acceso, pero está llegando ya al límite de su capacidad física, con unas consecuencias insostenibles. La transformación pasa por huir de este enfoque lineal de extraer, usar y tirar y optar por un nuevo modelo económico más racional, que preserve el capital natural y haga nuestra economía más competitiva y sostenible.
En este marco se plantea la economía circular como alternativa, la cual proporciona múltiples mecanismos de creación de valor no vinculados al consumo de recursos finitos y es un motor potencial para la innovación y la creación de valor y empleo. En este artículo ampliamos este tema: ‘Cómo la economía circular contribuye a generar empleo’.
Transformar la economía para combatir el cambio climático
El cambio hacia una economía circular contribuirá a mitigar los problemas para el medio ambiente y para la salud de las personas que provoca la economía lineal actual, basada en el concepto de «producción-consumo-eliminación». No obstante, será necesario emprender cambios profundos en los sistemas de producción y consumo que vayan más allá del uso eficiente de los recursos y el reciclado de los residuos.
Desarrollo del conocimiento y seguimiento de los progresos
Aspectos fundamentales para hacer realidad la economía circular serán el desarrollo del conocimiento, el seguimiento de los progresos y la garantía de que los responsables políticos entiendan y cuenten con los datos y la información necesarios para orientar el desarrollo de políticas favorables y flexibles. En la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) se ha asumido el compromiso de realizar esta labor fundamental.
El Foro Mundial de Economía Circular, celebrado el mes de junio en Helsinki, reunió cerca de 1. 500 responsables políticos, investigadores y dirigentes empresariales de más de 100 países, para compartir y debatir ideas, opiniones y soluciones acerca de cómo generalizar el modelo de economía circular. Durante el evento, la AEMA destacó la importancia de desarrollar conocimientos.
Además, presentó el segundo de una serie de informes previstos sobre economía circular. El más reciente de ellos «Circular by design – Products in a circular economy» (Circular desde el diseño – productos en una economía circular) trata de los factores determinantes del diseño de productos y de cómo las tendencias de producción y consumo emergentes pueden fomentar u obstaculizar un uso más circular de los materiales.
Por ejemplo, ¿cómo encajan en la economía circular innovaciones y tendencias emergentes como los teléfonos móviles modulares o la impresión en 3D? Pero una economía circular desde el diseño de los productos no se hará realidad por sí sola.
Habrá de sustentarse en unas estructuras de gobernanza públicas y privadas sólidas que indiquen la hoja de ruta que debe seguirse. La sociedad y las empresas también habrán de considerar atentamente qué condiciones de mercado, nuevas tecnologías e I+D deberán promoverse, según se detalla en el mismo informe.
Todos tenemos un cometido que cumplir para apoyar la transición hacia una economía circular. Para ello, es fundamental que tengamos a mano la información y las soluciones adecuadas. Lo cierto es que si no hallamos innovaciones y tecnologías disruptivas para acelerar el paso a una economía circular e hipocarbónica, esta no se hará realidad.
Nuestra economía se encuentra bloqueada en un sistema en el que todo, desde la economía de la producción y los contratos hasta la normativa y el comportamiento de las personas, favorece el modelo lineal de la producción y el consumo.
Sin embargo, este bloqueo es cada vez más débil debido a la presión que ejercen varias tendencias disruptivas poderosas. Debemos aprovechar esta conjugación favorable de factores económicos, tecnológicos y sociales para acelerar la transición a una economía circular.
La circularidad ha empezada a abrirse paso en la economía lineal y ha ido más allá de la prueba del concepto; el desafío al que nos enfrentamos ahora es consolidar la economía circular y dotarla de escala.
Con una estimación de 8.000 millones de habitantes para 2030, está claro que no podemos seguir con el actual modelo de vida basado en una economía lineal. La economía circular propone explorar otros modelos de negocio basado en cerrar el flujo de materiales y recursos e incrementando la eficiencia en su uso.