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Impulsando el impacto de la transformación digital desde Europa 

El 42% de personas en Europa carecen de competencias digitales básicas. 

Es un dato demoledor, ¿no os parece?

En plena era digital y en el siglo XXI, aún hay un gran número de población que no tiene estas competencias. 

Un dato importante es que la pandemia ha puesto de manifiesto una nueva ‘pobreza digital’, tanto en personas como en empresas. 

La tecnología es básica para la información, la educación y el desarrollo y está claro que faltan profesionales en el sector tecnológico: la UE dice que se precisan 20 millones de personas expertas en ciberseguridad y el análisis de datos, entre otros ámbitos clave. 

Por ello, la Comisión Europea se ha propuesto que ésta sea la década de la digitalización; de la transformación digital de las empresas (con especial atención a pymes) y la digitalización de los servicios públicos.

Para conseguir esto, y no dejar a nadie atrás en la transformación digital, será necesario invertir en capacitación y en infraestructuras digitales sostenibles que sean seguras y eficaces. 

Puntos a favor

En el caso de España, un punto fuerte es el alto nivel de conectividad (casi un 96% de los hogares tiene conexión de banda ancha) y de cobertura de fibra óptica (un 80% frente a la media europea, que es del 34%). 

Esto hace que el acceso digital sea más fácil, pero no significa que todas las empresas y entidades tengan los recursos y conocimientos necesarios para ello. 

¿Qué ocurre con las entidades sociales?

Esta política europea de digitalización supone una gran oportunidad para impulsar a todos los actores sociales que tienen un papel relevante, como es el caso de las entidades sociales en España.

El uso de la tecnología dentro del tercer sector está por detrás del sector privado, por lo menos cinco años. Los últimos informes sobre el tema indican que esto se debe a varios factores, entre ellos la falta de recursos, de talento tecnológico, pero también de liderazgo y enfoque estratégico. 

Así que es necesario que cada entidad social pueda identificar qué precisa estratégicamente y cómo puede emprender su proceso de transformación digital desde su propia identidad y desde el contexto social en el que actúa.

Los datos son interesantes y la relevancia económica del tercer sector en España va en aumento: el 3% de los asalariados trabajan en una de las casi  27.000 entidades sociales de nuestro país. Estas organizaciones atienden a casi 12,9 millones de personas que viven en riesgo de exclusión social y pobreza. 

Por tanto, será necesario generar alianzas con otras entidades, los organismos sociales y el sector tecnológico, que hagan posible una colaboración ágil. Una acción colectiva para desarrollar soluciones eficientes que permitan dar respuesta a las necesidades de las personas e incidir en su forma de vida, tanto en lo que concierne a nuevas oportunidades para su desarrollo y bienestar, como a nuevos riesgos de exclusión por la brecha digital.

La transformación digital de las entidades sociales también supone una gran oportunidad para un nuevo modelo de relación y atención integral a las personas beneficiarias: 

  • Los procesos y las herramientas para la recogida de información de calidad, así como el avance en tecnología de análisis de datos, posibilita un mayor y mejor conocimiento de las personas, de sus necesidades, intereses y comportamiento. 
  • La tecnología hace posible mejoras significativas en las condiciones de vida de personas que necesitan asistencia por diferentes motivos (teleasistencia, accesibilidad, etc). 
  • La sociedad digital también está marcando un nuevo modelo de comunicación y participación entre las personas beneficiarias y las entidades sociales. Pese a la brecha digital, muchas personas en situación de vulnerabilidad ya tienen hábitos de uso del dispositivo móvil, que hacen posible nuevas formas de interaccionar y comunicarse. 

Recordemos que la transformación digital consiste en un enfoque estratégico que conecta personas, procesos y tecnología para impulsar un cambio que haga posible el máximo impacto acorde con su misión social. 

No se trata solo de tecnología, sino de un replanteamiento integral de su uso para alcanzar la misión de la organización. Abarca a todos los actores y ámbitos de la entidad. 

Es decir, supone no solo transformar las actividades del día a día, sino también la cultura y los procesos de la organización y la forma en la que crea valor y lo comunica. 

Desde Donalo, consideramos de vital importancia la implicación por parte de todos los actores responsables en esta transformación. 

Por ello, nos parece interesante divulgar toda la información posible sobre esa voluntad de la Unión Europea por impulsar esa transformación digital. 

Este es el primero de una serie de artículos en los que iremos desgranando todo lo relativo a este cambio holístico, en el que nosotros también queremos participar.