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Claves para aprovechar las oportunidades de negocio de la economía circular

La economía circular es una oportunidad para la mejora de la competitividad empresarial y territorial, ya que se trata de un modelo socio-económico que busca el desarrollo y la creación de valor desacoplado del consumo de recursos finitos.

Pero, ¿cuáles son las claves para aprovechar las oportunidades que ofrece este modelo?

Los principios de la economía circular se basan en generar sistemas en los que los residuos no existen, sino que son recursos que se reintroducen en la misma cadena de valor o en otras, maximizando su aprovechamiento. Pero lograr la transición al modelo de economía circular implica importantes cambios a desarrollar por todos los agentes, desde las empresas, hasta los gobiernos u otro tipo de organizaciones, así como las personas. Por ello es importante avanzar dando pasos pequeños, pero firmes y con impacto real.

Las oportunidades se presentan a lo largo de toda la cadena de valor de cualquier sistema, desde la extracción de las materias primas, el diseño y la producción, hasta la comercialización de los productos y el aprovechamiento de los residuos generados, ya sea en un proceso productivo industrial, una actividad enfocada a ofrecer servicios, o el funcionamiento de una ciudad, por ejemplo.

Nos referimos de forma más concreta a la obtención de recursos naturales y materias primas causando el menor impacto ambiental posible, y primando aquellas que sean reutilizadas o recicladas. El diseño basado en criterios de ecoeficiencia o favoreciendo el futuro desensamblaje de las piezas o modularidad, permitirá procesos logísticos más eficientes, así como la recuperación de materiales y la reparación o remanufactura en fases más avanzadas de la cadena de valor.

A la hora de la comercialización de los productos, se da especial importancia a la incorporación de modelos de negocio basados en la transición del producto al servicio. La digitalización y el internet de las cosas cobran un papel fundamental al dotar de inteligencia a los productos, que permiten, por ejemplo, realizar un manteniendo predictivo o preventivo, mejorar su uso, o incrementar su durabilidad.

Desde donalo.org buscamos proyectos de economía circular desarrollados que posibiliten un uso más eficiente de los recursos. Sin carácter restrictivo se trata así de proyectos que:

  • mejoren y/o redefinan, o creen, productos, procesos, servicios, modelos de gestión y negocio, modelos de consumo y comportamiento;
  • incorporen tecnologías existentes o nuevas, desde la fase de diseño, pasando por la comercialización, hasta su fin de vida;
  • permitan utilizar energías renovables y los materiales más eficientes, prolongar la vida útil de los productos, sensorizarlos, compartirlos, reutilizarlos, remanufacturarlos, valorizarlos o reciclarlos, y obtener el mayor valor posible con el menor impacto ambiental, etc.

De esta forma surgen nuevas oportunidades en áreas de negocio como fomentar el ahorro energético, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, extraer al máximo el valor de todas las materias primas, productos y residuos. Hemos vivido y consumido recursos como si la tierra fuera infinita, pero ya nos hemos dado cuenta de que no es así.

Los estudios llevados a cabo por Accenture revelan la aparición de modelos de negocio circulares: suministros circulares; recuperación de los recursos; prolongación de la vida útil del producto; uso compartido de plataformas y producto como servicio:

1 – Usar y reusar productos y componentes y convertir residuos en recursos

En el corazón de la economía circular late la necesidad de un cambio en la lógica tradicional de la producción y el consumo. La Fundación Ellen McArthur, una de las instituciones globales líderes en la promoción de este modelo, postula que la economía circular «es reparadora y regenerativa y pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento».

2 – Gestionar los residuos, tarea para el hogar, las empresas y el Estado

Uno de los objetivos es lograr que haya cada vez menos basura y más material reutilizable como insumos. En esta tarea hay responsabilidad de las empresas, pero también se advierte que se necesita un marco más amplio, con acciones del Estado que ordenen una acción.

Existen, desde las políticas públicas, «directivas estratégicas» para orientar la gestión de residuos hacia la economía circular. Sin embargo, todavía hay una grave problemática en materia de saneamiento y eso interfiere en los planes (o impone otras prioridades) a la hora de una acción de amplio alcance. Existen de todas formas iniciativas desde sectores privados que se transforman y con emprendedores que inician su actividad tomando recursos de objetos descartados.

El principio inspirador de esta estrategia está en «copiar a la naturaleza», donde todo es capaz de transformarse para continuar dentro de un ciclo dinámico, en el que no se produce basura propiamente dicha.

3 – Diseñar para rescatar (y para producir bienes durables)

La responsabilidad de las empresas en la gestión de los residuos se inicia en la manera en que diseñan sus ciclos de producción y en los materiales elegidos. El químico Michael Braungart y el arquitecto William McDonough, en su libro ‘De la cuna a la cuna. Rediseñando la forma en que hacemos las cosas’, postulan que, para «imitar a la naturaleza» y evitar desperdicios, debe haber una estrategia en la que desde la concepción y el propio diseño del producto se consideren cada una de las fases: extracción de la materia prima, procesamiento, utilización, reutilización, reciclaje.

«La base de la gestión de residuos es la separación en el punto de origen, porque cada residuo exige un tratamiento diferente; al recolectarlos se identifican por sector y por tipo usando un código de barras», describen las mismas fuentes.

4 – Repensar el concepto de propiedad

La teoría de la circularidad cuestiona la necesidad que tienen las personas de ser propietarias de ciertos bienes. «Si lo que necesitamos es lo que el lavarropas nos provee, ¿es necesario ser los dueños del lavarropas?». Que la empresa fabricante siga siendo la «dueña» del producto ayudaría a cambiar la lógica de un ritmo acelerado de consumo de bienes por una lógica basada en una mejor administración de los recursos, con los efectos favorables que eso tendría para cuidar la calidad de vida sobre el planeta.

5 – Tener una estrategia para los envases

Una industria que está en el centro de la atención de la economía circular es la de envases. En el caso del vidrio, reutilizar una y otra vez los productos o descomponerlos para generar materia prima no es ninguna novedad. El envase de una bebida que hoy se compra puede estar hecho con materiales que vienen «circulando» desde hace 50 años o incluso más.

6 – Orientarse a las energías de fuentes renovables

Otra de las metas de una economía con interés por el medio ambiente está en ir hacia un mayor uso de energías de fuentes renovables. La Fundación Ellen McArthur sostiene que los sistemas de producción deberían tratar de funcionar impulsadas fundamentalmente de esa manera, y afirma que eso sería posible «por los valores reducidos de energía que necesita una economía restaurativa».

7 – Procurar la inclusión social y la creación de empleos

Para un movimiento como el de la economía de triple impacto, es un rasgo natural procurar un efecto positivo que involucre a los sectores más vulnerables de la sociedad. En el caso de la economía circular, la meta de una gestión adecuada de los residuos (eliminando fuentes de contaminación, que siempre afectan más a la población pobre) muestran una fusión posible entre ambos objetivos.

En el futuro si a la robotización de parte de los puestos se suma una tendencia a moderar el consumo, el nivel de trabajo pasará a depender en principal medida de otros fenómenos sociales, como la mayor esperanza de vida, que haría surgir tareas asociadas a la prestación de servicios de salud y de otro tipo para personas mayores.

8 – Redefinir el rol del consumidor y su relación con los bienes

Existen muchos grupos de consumo responsable y que surgen propuestas para el acceso a bienes y servicios de la economía sustentable, pero aún resulta insuficiente para generar un impacto. Constituir un nuevo contrato social y transformar el sistema educativo son necesidades imperantes.

9 – Financiar una actividad sostenible en reemplazo de donar

Algunos referentes de las nuevas economías creen que se debe revisar cómo se concibe la filantropía. El cambio necesario consiste en dar el paso desde la donación hacia la inversión, para «hacer un uso más estratégico de los recursos».

La inversión de impacto supone usar la lente de lo ambiental y lo social, además de la del riesgo y el retorno, a la hora de decidir dónde colocar el dinero. La diferencia con donar es que en este caso se alientan actividades que, se espera, sean sostenibles y mejoren la calidad de vida de las personas.