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Economía circular, del desecho a la reutilización. Mejor negocio, mejor mundo

Aunque le pese a los negacionistas del cambio climático, lo cierto es que el planeta se agota y exige un nuevo modelo económico que frene esa sangría de recursos. Si quedan dudas, Javier Rovira, profesor de ESIC y socio consultor de Know How Consumering, nos aporta algunas cifras que revelan el enorme desperdicio que hacemos de los suministros naturales:

“El 86% de la energía del combustible nunca llega a los neumáticos, los deshechos de la comida suponen un 11%, más un 20% que se pierde en la cadena de valor; sólo un 49% del agua de riego llega a las plantas/cultivos; más de un 50% de la población europea tiene sobrepeso; un 10-15% del material de edificación se pierde durante la construcción; un 60% de las oficinas europeas no se usan, incluso durante horas de trabajo”, enumera.

Irene Alarcó, del Club de Excelencia en Sostenibilidad, también aporta algunas cifras escalofriantes: “En los últimos 40 años la extracción anual de materiales se ha triplicado y se calcula que la demanda total de recursos llegue a 130.000 millones de toneladas para 2050, en comparación con los 50.000 millones en 2014”.

Otro mundo es posible con la economía circular

Frente al modelo económico lineal, que observa la vida de un producto desde la óptica de producción, consumo y me olvido de lo que pasa después, está surgiendo la economía circular, que apuesta por la producción, consumo y reciclado para procesarlo y volver a ponerlo en el mercado”, defienden  I+D de AINIA, centro tecnológico de investigación especializado en el desarrollo de soluciones sostenibles en la industria agroalimentaria.

El nuevo modelo circular tiene como objetivo mantener los productos en la economía el mayor tiempo posible al darles una segunda vida. Reducir, reciclar y reusar son las bases que definen este movimiento. Lexmark, por ejemplo, lleva desde mediados de los 90 apostando por la circulización de todo su proceso: reciclan los tóner usados de sus clientes, participan en la producción de asfalto a partir de tóner usado…

Desde la Fundación de la Economía Circular defienden que “el desarrollo de la economía circular debe participar en la reorientación productiva de los países, ya que, además de los beneficios ambientales, esta actividad emergente es creadora de riqueza y empleo”.

Tanto es así que, “según el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), la economía circular es una oportunidad valorada en 4,5 trillones de euros. Se calcula que a través de sistemas de economía circular se crearán en Europa más de dos millones de empleos en sólo 15 años y las soluciones de la economía circular ahorrarán un 37 % del uso de energía”. La entidad Colabora, va más allá y señala que, “según datos de la Fundación Ellen MacArthur y de la Comisión Europea, las empresas de la UE podrían ahorrar anualmente hasta 600.000 millones de euros si realizasen la transición a un modelo de economía circular”.

Además de ser un elemento diferencial sobre la competencia, adoptar el modelo de economía circular es un motor de creación de empleo y, con frecuencia, una fuente de ahorro y de nuevos ingresos. De hecho, Accenture, a través de su estudio La ventaja circular, cifra en un billón de euros el valor que puede alcanzar la economía circular. Para detectar las oportunidades de negocio que puede acarrear esta tendencia, es clave:

– Entender cuáles son las actividades clave de la economía circular. Son fundamentalmente siete, como nos recuerda Elena Búlmer, profesora de EAE: reciclar, reutilizar, renovar, reparar, reducir, rediseñar, recuperar… Cualquier modelo que tenga como objeto realizar alguna de las acciones anteriores sobre un producto y/o sobre un residuo, encajaría en la economía circular.

– Identificar el ciclo de vida completo de los productos. Se pueden desarrollar modelos de negocio en cada uno de los ciclos de la vida de producto: extracción, diseño, producción, transporte, fase de uso y fin de vida.

– Estar atentos a la legislación. Aunque es cierto que la tendencia en Europa favorece este modelo económico, también lo es que en nuestro país tenemos el problema añadido de la complejidad autonómica.

– Colaborar con empresas grandes. Cada vez hay más empresas grandes nacionales e internacionales que apuestan por esta economía, una ventaja que podemos aprovechar tanto siendo partners como proveedores.

La Unión Europea ya ha marcado la senda a seguir dando luz verde al paquete de economía circular el pasado mes de abril y ha marcado las reglas del juego para integrar a los materiales plásticos en la estrategia.

Pero es imposible saber a qué velocidad va a avanzar un cambio tan radical como el propuesto, que sin duda necesitará de investigación e innovación. Y si bien es cierto que el escenario es confuso, tampoco debe llevarnos a error: la tendencia es definitiva.

La Economía Circular cuenta con apoyo político, lo que debería impulsarla de forma definitiva en los próximos años. Sin embargo, sabemos de los bandazos que ese proceso puede implicar. La Fundación Cotec para la innovación defiende la necesidad de que España defina su propia hoja de ruta en línea con los objetivos comunitarios, incluyendo “medidas y acciones de corto plazo, integrando los esfuerzos a diferentes niveles (estatal, autonómico y local), y comprendiendo también el rol de las ciudades y de sectores industriales específicos”.

En definitiva, las empresas que sean capaces de aportar valor a este proceso, de contribuir al cambio, tienen grandes posibilidades de éxito.