La economía circular no solo trata de la reutilización de productos o materiales diversos. Su enfoque es mucho más amplio y su objetivo es reintegrar todos los residuos al ciclo productivo por lo que abarca toda la cadena de valor: diseño, producción, consumo y reciclado, para convertirlos de nuevo en recursos.
Un modelo circular sustituye los insumos materiales y las externalidades negativas sobre el entorno por el conocimiento. Lo hace empleando tecnologías avanzadas y nuevos modelos de negocio basados en los principios de longevidad, renovación, reutilización, reparación, colaboración y desmaterialización.
La transición a una economía circular es una prioridad para la Unión Europea que argumenta para ello beneficios ambientales (asociados a la protección del medio natural), sociales (nuevos empleos) y económicos (por ahorro de materias primas, competitividad y oportunidades de negocio).
Cómo reducirá costes y creará empleo la transición a una economía circular
La evitación de residuos, el diseño ecológico, la reutilización y medidas similares podrían aportar a las empresas de la UE un ahorro neto de 600.000 millones de euros o el 8 % del volumen anual de negocios reduciendo, al mismo tiempo, las emisiones anuales totales de gases de efecto invernadero en un 2-4 %, según el informe ‘Paquete sobre la economía circular’ elaborado por la Comisión Europea.
En los sectores de la reutilización, la refabricación y la reparación (por ejemplo, el coste de la manufactura de teléfonos móviles) podría reducirse a la mitad si fueran más fáciles de desmontar. Si se recogiera el 95 % de los teléfonos móviles, podrían obtenerse ahorros en los costes del material de fabricación superiores a los mil millones de euros.
El mismo informe añade que el paso del reciclado a la renovación de los vehículos industriales ligeros, en los que los índices de recogida son ya elevados, podría ahorrar 6.400 millones de euros al año (alrededor del 15 % del presupuesto de materiales) en insumos de materiales y 140 millones de euros en costes energéticos, además de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en 6,3 millones de toneladas. Para indagar más sobre el ahorro, lee este artículo: ‘Economía circular: un ahorro para las empresas’.
¿Cuáles son las medidas previstas en la fase de producción?
El informe de la Comisión Europea remarca que es fundamental mejorar el diseño de los productos para facilitar su reciclado y contribuir a que sean más fáciles de reparar o más duraderos, con el consiguiente ahorro de valiosos recursos, fomento de la innovación y oferta a los consumidores de mejores productos, que sean menos costosos de usar.
Sin embargo, las actuales señales al mercado no resultan siempre suficientes para ello, por este motivo es necesario crear incentivos. En este sentido, la Comisión se compromete a:
– Apoyar la reparabilidad, durabilidad y reciclabilidad en los requisitos de los productos en los próximos planes de trabajo por los que aplicará la Directiva sobre diseño ecológico, teniendo en cuenta los requisitos de los distintos productos.
– Preparar un programa de ensayos independiente en el marco del Horizonte 2020 para contribuir a detectar problemas relacionados con una posible obsolescencia programada.
– Proponer requisitos que hagan más fáciles de desmontar, reutilizar y reciclar las pantallas electrónicas.
– Diferenciar las contribuciones financieras de los productores en el marco de un régimen de responsabilidad sobre la base de los costes de final de vida útil de sus productos; esta disposición de la propuesta legislativa revisada sobre los residuos crea incentivos económicos para el diseño de productos que sean más fáciles de reutilizar o reciclar.
– Examinar las posibles opciones que permitan contar con un marco político más coherente para las diferentes líneas de trabajo sobre las políticas de productos de la UE y su contribución a la economía circular.
– Estudiar unos requisitos proporcionados sobre la disponibilidad de información sobre reparaciones y piezas de recambio en sus trabajos sobre el diseño ecológico.
– Proponer recompensas para el fomento de determinadas actividades de preparación para la reutilización a nivel nacional en la propuesta revisada sobre los residuos.
– Trabajar en pro de una mejor aplicación de las garantías sobre los productos tangibles y examinará las posibles opciones de mejora, además de combatir las falsas alegaciones ecológicas.
– Adoptar medidas sobre la contratación pública ecológica (CPE), haciendo hincapié en los aspectos de la economía circular en los criterios nuevos o revisados, apoyando una mayor implantación de la CPE y dando ejemplo a través de la contratación de la Comisión y de los fondos de la UE.
¿Cómo entra la economía circular en nuestro día a día?
Productos como el papel de piedra, fabricado con caliza y resina, que se puede reciclar infinitamente. Teléfonos diseñados para la durabilidad y la fácil reparación. Artículos de moda fabricados con basura marina. Robots que extraen los materiales valiosos de objetos considerados residuos. Servidores informáticos empleados como calefacciones. Parques tecnológicos que imitan los ecosistemas naturales.
Todos estos ejemplos tomados de la realidad de nuestro entorno ilustran qué es la economía circular. La obra de autores como Walter Stahel, Bill McDonough, Michael Braungart o Gunter Pauli, pioneros del pensamiento circular, recoge cientos de casos y ayuda a comprender su potencial transformador. En este artículo puedes leer más ejemplos: ‘Quién apoya la economía circular’.
El salto del sistema lineal al sistema circular exige un cambio radical de visión, no sólo de empresas y gobiernos, sino de toda la sociedad: implica una transformación de las formas de producir, pero también de la manera de consumir. Son, pues, necesarios cambios disruptivos, cambios tecnológicos, económicos, organizativos, sociales y, en especial, culturales.