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Haciendo recircular los ordenadores

El proyecto eReuse, o Electronic Reuse, evita el reciclaje prematuro de equipos electrónicos. Su objetivo es facilitar la reutilización, la segunda de las tres famosas erres de la sostenibilidad.

Hay entidades que ya hace muchos años se dedican a recibir ordenadores que aún son útiles y los donan a entidades con pocos medios, ya sea de nuestro país o del Sur. Qué es lo que ahora ha añadido eReuse:

  • Poner en red a todas las entidades y crear un circuito común, el Circuito Pangea, para redistribuir ordenadores entre ellas, dibujando de esta manera más caminos viables entre los donantes y los receptores finales.
  • Crear licencias para cada aparato, con las cuales el donante determina qué tipo de entidad quiere que lo restaure y distribuya, y qué segmento de receptores quiere que lo reciba.
  • Herramientas de software para gestionar la recepción de equipos.
  • Herramientas de software para mantener la trazabilidad de los equipos y garantizar su reciclaje cuando, al cabo de unos años, se conviertan en un residuo.
  • Una facilidad para establecer, para los equipos que se cobren al receptor, un precio de venda inclusivo y justo.

Todas estas herramientas están desarrolladas en software libre.

Más vida útil

Los ordenadores que se reutilizan no son del último grito, pero sí que pueden servirnos durante mucho más tiempo; en no pocas ocasiones a nosotros mismos y, en todas, a alguna otra persona que tenga suficiente con un requerimiento de funcionalidades menores.

Bien, podrían ser útiles en caso de que no los hayan programado para estropearse al cabo de un cierto tiempo de funcionar, la llamada obsolescencia programada.

Menos manufactura

La renovación de equipos provoca muchas más emisiones de gases de efecto invernadero que seguir usando los que ya tenemos, aunque sean menos eficientes energéticamente. Además, los minerales necesarios son un recurso natural que empieza a escasear, cuyo acceso origina graves conflictos armados.

En la República Democrática del Congo y otros países vecinos, hace décadas que hay guerras o guerrillas alrededor de la extracción del coltán, un mineral indispensable para determinados componentes electrónicos (de él extraemos tántalo, que se utiliza para fabricar condensadores muy pequeños y, de este modo, pueden miniaturizarse los aparatos y las baterías, que gracias al tántalo también pueden tener más autonomía).

De hecho, el periodo de guerra entre 1998 y 2003 se denomina directamente guerra del coltán. Se calcula que provocó la muerte de unos cuatro millones de personas, una cifra solo superada por la Segunda Guerra Mundial. Es una realidad muy poco conocida, sin embargo continuamente utilizamos pequeños aparatos electrónicos.

Menos residuos

Dos terceras partes de estos residuos acaban en vertederos de países del Sur, después de pasar por redes delictivas internacionales, que los exportan ilegalmente, y por “recicladores” que enferman extrayendo, sin protección, parte de los minerales

Menos fractura digital

Porque los aparatos se donan gratuitamente o a cambio de un precio inclusivo que, de media, es 50 euros inferior al precio del mercado de segunda mano. De esta manera, colectivos desfavorecidos tienen más facilidades para acceder a estos equipos tan “imprescindibles” en el mundo actual.

Más empleo

Desde la donación de un equipo hasta su entrega al receptor final es necesario realizar toda una serie de tareas: recogerlo, ponerlo a punto (borrar la información del antiguo usuario, repararlo, puede que substituir alguno de sus componentes, o a lo mejor instalar software libre, incorporarlo al sistema de gestión (inventario, trazabilidad, licencia, garantía de reciclaje final) y transportarlo. Todo esto son puestos de trabajo.

Más economía local

Las personas que ocuparan estos puestos van a trabajar en entidades locales, que podríamos decir que desde el punto de vista del receptor final son los “proveedores” del aparato, y coordinadas para ayudarse entre sí.

Como contrapartida, comprando un aparato de segunda mano en las grandes plataformas en línea, o uno de nuevo, se da negocio a la economía global y a grandes multinacionales.

Más economía social y solidaria

Entre estas entidades proveedoras encontramos empresas de inserción de personas en riesgo de exclusión (expresos, inmigrantes, discapacitados…) y ONG de cooperación. También cooperativas de trabajo y de consumidores, y programas de prácticas para estudiantes de informática.

Además, eReuse es un proyecto de Pangea, una entidad sin ánimo de lucro que, además de ser un servidor de internet ético y solidario, promueve el uso estratégico de las redes de comunicación y las tecnologías de la información para la justicia social.

Más economía circular

Crear una estructura sólida para proveernos de bienes de segunda mano es contribuir a normalizar esta opción de consumo.

Más economía sostenible

El Circuito Pangea, que redistribuye equipos entre las entidades de la red, permite que todas estas entidades tengan una entrada de ordenadores más estable. La redistribución es importante porque hay donantes masivos, como universidades o empresas, que, desafortunadamente, suelen renovar parte del parque de ordenadores solo porque los equipos están fuera de garantía y su periodo de amortización ha expirado e interesa gastar una partida presupuestaria, ya sea por motivos fiscales o por la mera voluntad de alimentar la espiral de producción y consumo.

En general, las entidades que participan en eReuse no pueden asumir volúmenes tan importantes de máquinas, pero sí una parte. El Circuito Pangea reparte el volumen entre las diferentes entidades, a la vez que es un interlocutor único para el donante.

Además, la redistribución también permite ajustar dinámicamente la escala de las actividades de restauración y distribución de dispositivos para optimizar sus costes.

Por otra parte, para los ordenadores que serán vendidos al receptor final se calcula un precio que, además de ser inclusivo, retribuye las tareas de preparación para la reutilización con tal de que sean más viables económicamente.

Más solidaridad, participación y cooperación

Por una parte, porque el Circuito Pangea constituye una plataforma de propiedad colectiva que tendrá que ser gestionada, desarrollada y mantenida por las entidades, trabajadores y comunidades que participan de ella, y se está trabajando para que la ciudadanía también tenga un papel.

Debe gobernarse de manera abierta y democrática, es de adhesión voluntaria, y tiene que seguir principios de economía social, circular y solidaria, así como unas reglas de gestión para preservar los bienes comunes que se dirigen hacia la reutilización.

Y por otra parte, porque todo el software está hecho en código abierto y gratuito, de manera que puede utilizarlo cualquier otro colectivo que quiera montar un sistema de reutilización, ya sea de equipos electrónicos o de otros bienes de consumo.