Repensar y rediseñar nuestro futuro. Esta es la propuesta de la Economía Circular, un nuevo paradigma en el modelo económico con el que se ha comprometido la Unión Europea.
Se inspira en el sistema cíclico con el que funciona la Naturaleza, rompiendo con la inercia del sistema lineal imperante desde la Revolución Industrial (y sus tres etapas de producción, uso y deshecho), una vez constatado que es imposible sostenerlo de forma indefinida sin poner en riesgo la propia supervivencia de la especie.
Es importante acercar los presupuestos y beneficios a la sociedad y a la empresa que entretenerse en gastadas diatribas teóricas. Algo que ya hacen algunas entidades como dónalo.org o el circuito pangea (ver más sobre esto aquí: ‘Entidades que promueven la economía circular’) para avanzar hacia ese deseado desarrollo sostenible.
Los bienes de hoy, los recursos de mañana
La Fundación Economía Circular afirma que este sistema tiene como objetivo que “el valor de los productos, los materiales y los recursos (agua, energía,…) se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos”.
Para conseguirlo es necesario cerrar el ciclo de vida del producto, “convertir los bienes de hoy en los recursos de mañana”. Esto no es posible sin la estrecha colaboración entre consumidores y fabricantes pero también requiere de un fuerte compromiso de los propios gobiernos, por ejemplo, para regular cómo los usuarios haremos entrega del frigorífico tras su uso al fabricante para la reutilización de todos los componentes posibles y el reciclaje de sus materiales. Una práctica de la que quizá no estemos tan lejos, ya que la Unión Europea valora esta medida entre otras muchas.
Ocho líneas de acción
Hablamos de un cambio de paradigma llamado a modificar todo el ciclo económico. Este sistema descansa sobre varios principios, en explicación de la Fundación Economía Circular:
- Eco-concepción. Se debe identificar todos los impactos medioambientales unidos al ciclo de vida de un producto para integrarlos en su diseño y producción.
- Ecología industrial y territorial. Establecimiento de una organización industrial en cada territorio, de modo que se permita una gestión optimizada de los stocks y los flujos de materiales, de la energía y de los servicios.
- Funcionalidad frente a posesión. Privilegiar el uso frente a la posesión, pensar más en la venta de un servicio que de un bien. El giro de la poderosa industria automovilística hacia el concepto de servicio de movilidad responde a esta nueva concepción.
- Segundo uso. Otra de las claves es reintroducir en el circuito económico aquellos productos que ya no satisfacen las necesidades iniciales de los consumidores y no solo se habla de reciclaje. “Los productos, aun manteniendo su eficiencia, tendrán que ser más simples, modulares y versátiles. La resiliencia de los productos propone reducir la obsolescencia e incrementar drásticamente la funcionalidad y el uso”, se explica en el informe Situación y evolución de la Economía Circular en España, publicado por la Fundación Cotec el 2017.
- Reutilización. Muchas partes y componentes de los productos pueden ser reutilizados para la elaboración de nuevos productos contribuyendo a este sistema cíclico.
- Reparación. Entre las medidas regulatorias se estudia obligar al fabricante a crear productos más reparables.
- El aprovechamiento de los residuos, al vertedero solo podrá llegar lo no reciclable.
- Valoración del residuo. Aprovechamiento energético de los residuos no reciclables.
52.000 puestos de trabajo
Como veis todo se basa en utilizar eficazmente los recursos. Es una de las siete claves incluidas en la Estrategia Europa 2020, que pretende generar un crecimiento inteligente, sostenible e integrador en el Viejo Continente.
Hay que tener en cuenta que según las estimaciones de la Comisión Europea, si se aplicara toda la normativa vigente en materia de reciclaje se crearían más de 400.000 empleos, de los que unos 52.000 se localizarían en España, dato recogido por el citado informe de Cotec. En este artículo te lo explicamos: ‘Cómo la economía circular contribuye a generar empleo’.
Solo con la gestión correcta de los residuos las economías europeas podrían ahorrar 72.000 millones de euros en cálculo de la Administración europea. Leer más sobre esto aquí: ‘Economía circular: un ahorro para las empresas’.
Hay que tomar posiciones
La Economía Circular cuenta con apoyo político, lo que debería impulsarla de forma definitiva en los próximos años. Sin embargo, sabemos de los bandazos que ese proceso puede implicar. Cotec defienden la necesidad de que España defina su propia hoja de ruta en línea con los objetivos comunitarios, incluyendo “medidas y acciones de corto plazo, integrando los esfuerzos a diferentes niveles (estatal, autonómico y local), y comprendiendo también el rol de las ciudades y de sectores industriales específicos”.
La Unión Europea ya ha marcado la senda a seguir. La Comisión publicó el informe sobre Implementación de las medidas del plan de acción de Economía Circular, y ha marcado las reglas del juego para integrar a los materiales plásticos en la estrategia.
Pero es imposible saber a qué velocidad va a avanzar un cambio tan radical como el propuesto, que sin duda necesitará de investigación e innovación.Y si bien es cierto que el escenario es confuso, tampoco debe llevarnos a error: la tendencia es definitiva.
Las empresas que sean capaces de aportar valor a este proceso, de contribuir al cambio, tienen grandes posibilidades de éxito. De momento la Unión Europea moviliza recursos dentro de su programa Horizonte 2020 para incentivar al sector privado en la transición hacia la Economía Circular.