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Movilización mundial por el clima 27S

La cumbre que se celebra el próximo lunes en Nueva York supondrá el inicio de una semana en la que la lucha contra el cambio climático centrará una parte importante del debate global.

Durante toda la semana están previstas movilizaciones por todo el planeta lideradas por los colectivos de estudiantes que han protagonizado durante los últimos meses paros y manifestaciones contra la inacción frente al calentamiento global.

El viernes 27 de septiembre está prevista una gran convocatoria de protesta global, lo que se ha denominado la huelga mundial por el clima. En España, según resaltan los grupos ecologistas, se han sumando ya más de 300 organizaciones. Se trata no solo de ONG conservacionistas, también hay sindicatos y otro tipo de asociaciones.

Datos sobre el cambio climático

Estos son datos reales que revelan que el cambio climático no es una milonga y que nos afecta ya, no mañana ni pasado, y nos afecta aquí, en España, no sólo en el Polo Norte.

Lo que vas a leer ha sido avalado por informes como el del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), compuesto por más de 2.000 científicos que trabajan en el tema desde hace 31 años, por analistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIF) español y organizaciones ecologistas como Greenpeace. Nos sobran los motivos para ir a una huelga por el planeta en este país que, según la Unión Europea, es el más vulnerable al calentamiento global y a sus impactos.

La temperatura sube 

En los últimos 30 años, la temperatura media de nuestro país ha aumentado 1,5 grados centígrados, más de lo que ha aumentado la temperatura media del planeta (1ºC) en el mismo periodo. España se calienta a un ritmo de 0,5 grados por década, un 50% más de la media continental en el hemisferio norte y casi el triple de la media global. ¿Cómo lo notas? Por ejemplo, con las recurrentes olas de calor de 2011, 2015 y 2017, los años más calurosos registrados hasta ahora según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

El 2018 fue sido el cuarto año más cálido desde 1880, según análisis independientes del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) de la NASAy la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

Deshielo 

Casi el 90% de la extensión de los glaciares ha desaparecido en poco menos de un siglo y más del 80% de los glaciares pirenaicos se han perdido. Según el Instituto Pirenaico de Ecología (dependiente del CSIC), el glaciar de Monte Perdido retrocede un metro al año, por ejemplo, y otros -Maladeta o Aneto- están a nada de desaparecer.

El Atlas del Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente registra que el último glaciar de Sierra Nevada desapareció completamente en 1995 y de 34 glaciares que había en España en 1982 se ha pasado a 18, a fecha de noviembre de 2018. Si la superficie de hielo en el Pirineo español ocupaba 600 hectáreas en los primeros 80, en 2010 sólo quedaban 210.

La costa está en peligro

La Universidad de Southampton (Reino Unido) sostiene que la posibilidad de que el nivel global del mar suba tres metros de aquí al año 2100 es real. Piensa: los polos se derriten, el agua de los océanos sube y se come parte de lo que hoy es tierra. Costa. Playa. Puerto. Si eso pasa, gran parte de ciudades como Barcelona, Málaga o A Coruña se verían inundadas y en zonas ya de por sí bajas, como el delta del Ebro o Doñana, el riesgo de desaparición total es alto.

El ritmo también se ha acelerado en este caso: mientras que en la década de los 60 del pasado siglo el nivel del mar subía unos dos milímetros de media cada año, ahora se acerca a los cuatro. En algunos lugares como la costa atlántica y cantábrica el mar ha llegado a subir entre tres y seis milímetros al año.

Desertización del suelo

Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, el 75% del suelo español está en proceso de desertización y se prevé que un 20% de lo que hoy está a salvo se verá en riesgo dentro de apenas 50 años. Las zonas más castigadas son Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y prácticamente todo el Levante, con una alta proporción de suelo con susceptibilidad de degradarse.

No sólo se pierden paisajes clásicos, sino que este fenómeno lleva consigo una irreversible pérdida de suelo fértil, que hace vulnerables a todas las especies, la humana también. Según la ONU, un 6% de la superficie de nuestro país ya se ha degradado, sin remedio.

Si hay una crisis del modelo de agricultura tradicional, buscaremos donde haya, lo que sea, con lo que los recursos disponibles estarán (aún más) sobreexplotados. Habrá un éxodo hacia las grandes ciudades, sacaremos agua hasta del subsuelo, hasta que ya la Tierra no pueda más. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, siete de las diez cuencas hidrográficas con mayor estrés hídrico o sequía crónica de todo el Viejo Continente se encuentran en España, que es también el país más árido de Europa.

A la subida de temperaturas y la desertificación creciente se suman los incendios, que ahondan el problema de la degradación general. Sorprendentemente, el pasado no fue un mal año: el número de incendios forestales bajó un 49,11 % en España respecto al año anterior, con 6.874 siniestros declarados, y la superficie quemada se redujo un 86,73 % (23.683,17 hectáreas afectadas frente a las 178.602,68 de 2017), según datos del Gobierno central.

Pero es que veníamos de un año terrible, el 2017, en el que la superficie quemada por el fuego fue un 94% superior a la media de la última década, y el triple de lo que quedó arrasado en 2016. Además, ese año se produjo el mayor número de grandes incendios (así se catalogan los superiores a 500 hectáreas) de los últimos diez años.

Mutaciones

Con el cambio climático se altera el entorno en que vivimos y quienes vivimos en él, a la fuerza, tenemos que morir o adaptarnos. Sobrevivir pue llevar a mutaciones, a traslados, a una nueva lucha por la vida.

Por ejemplo, el aumento de temperatura del agua, la acidificación de los océanos y el cambio que están experimentando las corrientes marinas están modificando la distribución de las especies en los mares. Tanto en el Cantábrico como el Atlántico se ha detectado ya que sus peces habituales viajan más al norte.

Este fenómeno, llamado «tropicalización de las especies» afectará al 60% de la pesca y acuicultura nacionales. Y ya no hay necesariamente agua donde habitualmente la había. Humedales, lagos, ríos, arroyos… los animales no pueden recurrir a ellos con la misma fiabilidad. De nuevo, las especies se mueven, hasta usando nuevas rutas, como las aves.

En España han llegado especies invasoras desconocidas. Más allá de las llegadas a propósito o por accidente, están las que arribaron por los cambios en el clima. Se hacen fuertes y desplazan todo lo que encuentran a su paso. Se deshacen de la competencia y se adueñan del terreno, de las especies que ya conocíamos. En la UE se estima que una de cada tres especies está en peligro crítico de extinción por esta creciente amenaza. Hablamos del mejillón cebra, las avispas asiáticas, el alianto…

Movilizacioneshttps://www.tierra.org/wp-content/uploads/2019/09/Movilizaciones-27S.pdf

Colectivos que apoyan la Huelgahttps://www.tierra.org/wp-content/uploads/2019/09/Colectivos-y-organizaciones-que-apoyan-el-manifiesto.pdf

Fuentes:

El País

Huffington Post