República Democrática del Congo. Una mina de cobalto. Niños trabajando bajo la lluvia torrencial cargando enormes sacos de mineras. Dorsen, de ocho años, no tiene zapatos. Trabaja 12 horas al día pero no tiene dinero para comprárselos. Su amigo Richard, de11, habla de los dolores que sufre al final del día. Cavan a mano túneles, sin soporte y propensos al colapso, en minas sin equipo protector. En este reportaje emitido por Skynews podrás ver la escena en vivo y en directo.
La imagen dos no es más halagadora. Shenzen (China), la enorme planta Longhua de Foxconn, fabricante de productos Appel. Es una fábrica famosa porque en 2010, 18 trabajadores saltaron desde los altos edificios poniendo fin a su vida. Los supervivientes y las notas de suicidios describían el estrés, las largas horas de trabajo y el mal trato. Siete años más tarde, un periodista de The Guardian consigue infiltrarse en el complejo y hablar con los trabajadores de las cadenas de producción para contarnos en este artículo que las cosas apenas han cambiado.
Son dos imágenes que nos indican que bajo las marcas límpidas y modernas de la industria de la electrónica se esconden graves impactos sociales y ambientales. Aunque de estas partes oscuras no se habla en el Mobile World Congress que acoge anualmente Barcelona, en 2016 se pudo en marcha el Mobile Social Congress, también en esta ciudad, para exponer problemáticas como estas (minerales de sangre y vulneración de los derechos humanos y laborales en la manufactura); y otros temas como los de la obsolescencia programada y la exportación de residuos (descubrir más en este post), los programarios privativos y los oligopolios de las telecomunicaciones, entre otras cosas.
SETEM Catalunya, organizador de este evento que cuenta con el apoyo del Comisionado de economía Cooperativa, Social y Solidaria del Ayuntamiento de Barcelona, puso de manifiesto, por ejemplo, que el 80% de las reservas mundiales del coltán, mineral del que se extrae el tántalo, necesario para fabricar aparatos electrónicos, se encuentra en la República Democrática del Congo. Su comercio contribuye a financiar el conflicto armado que vive el país desde los años 90. La mayor parte de estos minerales se extraen en minas sin condiciones mínimas de seguridad y en la que trabajan miles de niños.
Asimismo, muy pocas grandes multinacionales dominan gran parte del mercado de ordenadores, móviles y tablets. En los países donde se subcontrata la fabricación de ítems informáticos se trabaja sin libertad sindical real, con jornadas excesivas, sueldos de miseria, peligros serios para la salud e, inclusive, bajo trabajo forzado. Por ejemplo, esta práctica se ha reportado entre estudiantes chinos que se ven obligados a trabajar durante dos años con el fin de obtener su diploma educativo, o entre los inmigrantes en Malasia, donde su pasaporte es retenido y donde los trabajadores mantienen una dependencia enorme de sus contratantes ante la amenaza de deportación. Puedes leer más sobre esta práctica también denominada modern slavery, en Malasia aquí.
Revertir la situación mediante la compra responsable de las instituciones públicas
Las instituciones públicas, no obstante, destinan parte de su presupuesto a la compra de dispositivos informáticos y tienen la posibilidad de cambiar las cosas a través de la compra responsable. Para conseguirlo, siete organizaciones no gubernamentales europeas (SETEM, Fundacja Centrum CSR.PL, Danwatch, People & Planet, SOMO, Südwind Agentur y WEED) han formado el denominado Electronic Watch, un consorcio que busca reunir a los compradores del sector público y organizaciones no gubernamentales de derechos laborales para supervisar las condiciones de trabajo de las cadenas de producción en la fabricación de ítems informáticos.
De esta manera, este consorcio financiado por la Comisión Europea entre 2013 y 2015, organiza a los compradores del sector público y les da herramientas esenciales para crear demanda efectiva para las condiciones de trabajo dignas en sus cadenas de suministro. Los miembros del Consorcio comparten recursos a través de Electronic Watch para obtener información fiable e insertan las condiciones contractuales en los pliegos de contratación de hardware TIC
Otra organización que lucha por unas condiciones dignas de los derechos de los trabajadores es GoodElectronics, una red de redes en la que se incluyen sindicatos, organizaciones de base, organizaciones de investigación, academia científica y activistas. La organización defiende e impulsa las regulaciones gubernamentales vinculantes a los derechos de los trabajadores, la responsabilidad corporativa; y documenta, empodera e intenta promover el diálogo social.
El Fairphone, el móvil justo
“Un móvil mejor es aquel que se fabrica de forma más justa”. Este es uno de los eslóganes de Fairphone, una empresa localizada en Amsterdam cuya misión es desarrollar smartphones con materiales libres de conflicto y fabricados en condiciones de trabajo justas en las cadenas de producción.
En relación a los minerales de sangre, la compañía trabaja también en zonas conflictivas, pero lo hace a través de cuatro cadenas de abastecimiento rastreables que están libres de conflicto o cuentan con certificación de comercio justo. La compañía trabaja dialogando mucho con sus grupos de interés, conociendo los problemas en la zona e intentando presionar para que otros sigan su ejemplo. Además, muchos de los minerales que utilizan provienen del reciclaje.
En cuanto a la fabricación, mantienen relaciones empresariales a largo plazo con proveedores previamente seleccionados con los que evalúan y trabajan analizado los problemas subyacentes para encontrar un enfoque más social. Entre sus colaboradores, cuentan con grupos de expertos en derecho laboral o investigadores y están dentro de la CEPN, la Red para la Producción Limpia de Electrónicos, que busca que los trabajadores de la industria electrónica dejen de estar expuestos a sustancias tóxicas.
Otro de los puntos fuertes del Smartphone es su lucha contra la obsolescencia programada; la tendencia del mercado que provoca que cada 18 meses de promedio uno se cambie de móvil. Así, la compañía lucha contra la pérdida de capacidad para reparar y modificar con un móvil modular. Si se produce un accidente, el usuario no tendrá que comprarse otro dispositivo, sino simplemente sustituir la pantalla.